lunes, 14 de septiembre de 2015

THE ANSWER!

¡APERTURAS a SOLUCIONES!

En el año 2014, en la sede del Consejo Pontificio para los Laicos, Su Excelencia Mons. Josef Clemens, secretario del dicasterio, (algo como un tribunal), hizo entrega de decreto con el que La Legio Mariae es reconocido como asociación internacional de fieles y por medio del cual se aprueban los estatutos de esta realidad eclesial.
Nacida en el año 1921 en Dublín, Irlanda, por iniciativa de un grupo de unas pocas personas bajo la conducción de Frank Duff, funcionario del Ministerio de Hacienda y después secretario privado del Ministro de Defensa irlandés, esa histórica asociación experimento, en sus casi 100 años, una difusión capilar en el mundo.  A través de la formación de miles de grupos en todos los continentes se ha difundido la identidad propia de la Legio mariae, profundamente arraigada en la espiritualidad mariana y en la entrega al Espíritu Santo, que propone a sus miembros, como objetivos prioritarios, la propia santificación y la participación en la misión evangelizadora de la Iglesia a través del compromiso en tantos apostolados al servicio de los más necesitados y de los que esta alejados de la Fe.
Tal como afirmo Mons. Josef Clemens, la Legio Mariae se convierte en un signo palpable de como el ¨Espíritu del celo misionero entre los laicos, a menudo vivido junto al compromiso cotidiano en la familia y en la actividad laboral, puede ir al compás de una profunda comprensión de la llamada a la santidad recibida por medio del Bautismo¨.
¡Vivir el Espíritu del mismo amor como el ejemplo de María cotidianamente y en cada momento y situación!  Ayer, el Padre Julio (quien todos sabemos es un Santo en la Tierra), de Santa Rita media bromeaba.  Él decía, ¨dicen que los cárceles están tan llenos de hombres.  Hay muchísimos hombres en las cárceles.  En cambio hay menos mujeres en las cárceles.  Sin embargo las iglesias están llenos de mujeres.  Yo exclame´, ¨tampoco hay muchas mujeres en las guerras¨!  ¨Esta energía y fuerza positiva es muy importante y puede hacer mucho en nuestro mundo¨, seguia diciendo el Padre.  

Obvio, que el Espíritu no es ni femenino ni masculino, y al abrirnos al Espíritu (como Jesús dijo al sordomudo cuando le curo´, ¨Effata´ o ¨Abrite¨), encontramos la apertura para soluciones a lo que parecía sin sonido o vacío de vocalización.  El ejemplo de María, y esa fuerza de la oración y búsqueda de lo espiritual sobre lo material ¡nos dan una apertura nunca antes pensado!

El Allocutio (o pequeño discurso) que sigue del Concilium por el P. Bede McGregor OP (Director de la Legion de Maria), habla de un grave problema específico:
                   
LA LEGIÓN DE MARÍA Y EL ISLAM
Las estadísticas nos dicen que la población musulmana es de 1.600 millones o aproximadamente el 23% de la población del mundo. Eso es una fuerza formidable hoy en el mundo; ellos están pocas veces fuera de las noticias, y a cause de algunos movimientos extremos dentro del Islam, hay una hostilidad creciente hacia ellos en el resto del mundo. Nosotros no podemos cruzarnos de brazos e ignorar estos hechos como si el Islam fuera totalmente irrelevante para nosotros. Necesitamos saber cuál es la actitud y enseñanza de la Iglesia Católica en lo que concierne al Islam. Este debe ser siempre el punto de partida para el acercamiento de la Legión al Islam.
Déjenme citar la declaración del Concilio Vaticano II sobre la relación de la Iglesia con las religiones no-cristianas: “Por consiguiente, exhorta a sus hijos a que, con prudencia y caridad, mediante el diálogo y colaboración con los adeptos de otras religiones, dando testimonio de fe y vida cristiana,  reconozcan, guarden y promuevan aquellos bienes espirituales y morales, así como los valores socio-culturales que en ellos existen”. Estas palabras expresan la actitud básica de la Iglesia católica hacia todas las religiones no cristianas. Luego el Concilio, pasa a abordar palabras específicas sobre el Islam: “La Iglesia mira también con aprecio a los musulmanes que adoran al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todo poderoso, Creador del cielo y de la tierra, que habló a los hombres, a cuyos ocultos designios procuran someterse con toda el alma como se sometió a Dios Abraham, a quien la fe islámica mira con complacencia. Veneran a Jesús como profeta, aunque no lo reconocen como Dios; honran a María, su Madre virginal, y a veces también la invocan devotamente. Esperan, además, el día del juicio, cuando Dios remunerará a todos los hombres resucitados. Por ello, aprecian además el día del juicio, cuando Dios remunerará a todos los hombres resucitados. Por  tanto, aprecian la vida moral, y honran a Dios sobre todo con la oración, las limosnas y el ayuno”. Estas palabras expresan las áreas de convergencia entre las dos religiones, sin diluir las profundas diferencias.
Vale la pena señalar que en muchas Reuniones Internacionales el mundo islámico ha apoyado al Vaticano en cuestiones morales claves, a pesar de las actitudes hostiles de muchos países secularizados.  He citado la enseñanza de la Iglesia con respecto al Islam, pero ¿qué registra la Legión en relación al Islam? Dos fuentes importantes son el Manual y un artículo de Frank Duff, escrito antes del documento conciliar, titulado “Jesús y María en el Corán”. Más que citarles largos fragmentos de estas fuentes, permítanme poner en mis propias palabras lo que, pienso, son las principales convicciones contenidas en ellas.  Primero, el profundo interés de Frank Duff en el Islam tiene su contexto en el mandato del Señor Resucitado: “Vayan y prediquen el Evangelio a toda criatura”. Este mandato del Señor define el apostolado como lo entendió Frank Duff. Es también el ADN de la espiritualidad legionaria. Es también la razón última por la que la misma Iglesia es llamada católica.  Debería incluir a todas las personas del mundo en su extensión. Por lo quees impensable que la Legión omitiera ofrecer el Evangelio a mil seiscientos millones de musulmanes.
En segundo lugar, lo que les ofrecemos debe ser realmente el Evangelio.  Debe ser verdaderamente la Buena Noticia, la mejor noticia posible que cualquier persona pueda oír. Así que nos remontamos al libro del Génesis y les contamos que han sido hechos a imagen y semejanza de Dios. Fueron elegidos por Dios para existir; fueron amados para su existencia y Dios no puede retirar ese amor, aun cuando es posible que nosotros podemos retirárselo a Él en nuestra libertad humana. Luego seguimos explicando la obra de la Redención. Nos damos cuenta desde luego que la idea de un Salvador Crucificado es aborrecible para el musulmán, pero debemos intentar explicar que la Cruz es el gran signo de que el musulmán –como, de hecho, cualquier persona de cualquier fe o circunstancia- es infinitamente importante para Dios. Seguramente ninguno puede objetar por mucho tiempo que se le diga la verdad de que ellos son infinitamente gratos para Dios, no importa cuán insignificante o indigno puedan pensar que son. Y esa es la Buena Noticia.
En tercer lugar, Frank Duff en su artículo señala lo sagrado que es el Corán para el musulmán. No hay ninguna mediación humana en su composición y por eso exige absoluta reverencia precisamente como palabra y revelación de Dios. Por lo que hay una gran providencia en el hecho de que Jesús y María tengan un lugar muy importante en el Corán.
El musulmán tiene ya una gran veneración hacia Jesús y María, así que nos es dado un gran punto de partida en nuestro contacto con nuestros amigos musulmanes. Pero la conversión del Islam a la plenitud de la fe cristiana no se llevará a cabo por sí misma. Siempre, la cooperación humana constituye una condición necesaria. Aquí es donde entra la Legión y lo que nos pide María en relación a sus hijos musulmanes. No sorprende que Frank Duff escriba: “En lo que sigue, trato de presentar un modo de aproximación a ellos, basado más particularmente en la Santísima Virgen, cuya posición en el Islam es considerable y extraordinaria. Ella parece representar un terreno común, capaz de un desarrollo fructífero, tanto en el orden de la gracia como el psicológico”. Señala que los musulmanes creen en la Inmaculada Concepción de María y el nacimiento virginal y tienen un auténtico afecto por Ella.
En la tradición islámica leemos: “Cada hijo de Adán es tocado por Satanás en el momento de su nacimiento, excepto el Hijo de María y Su Madre”. Así que María nos da una entrada maravillosa al corazón del Islam.
No obstante la pregunta debe ponerse siempre ante nosotros ¿qué estamos haciendo al respecto?
Lo que provocó esta Allocutio, fue el pensamiento constante en nuestros hermanos legionarios viviendo en países predominantemente islámicos. En algunos lugares los cristianos y musulmanes viven en buena vecindad y en intercambio mutuo, pero en otros lugares hay un indescriptible sufrimiento y persecución, y muchos legionarios viven vidas heroicas. Pido a toda la Legión mundial apoyar a nuestros legionarios en estas situaciones nefastas con nuestras oraciones, especialmente la Misa, y de cualquier otra forma que podamos. San Gabriel arcángel intercede por nuestros hermanos y hermanas musulmanes y todos nuestros legionarios que viven y trabajan en medio de ellos. Amén.
LA SANTIFICACION PERSONAL
María se deja conducir por el Espíritu Santo en un itinerario de Fe hacia un destino de servicio y fecundidad. Hay un estilo mariano en la actividad evangelizadora de la iglesia, porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño. Ésta dinámica de justicia y ternura, de contemplación y de caminar hacia los demás, es lo que hace de ella un modelo eclesial para la evangelización.  En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles, sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes.

Movidos por el Espíritu Santo, siguiendo el modelo de María, los legionarios, en cada casa  a la que visitamos  llevando la imagen de la Virgen, en cada enfermo al que nos acercamos llevándole palabras de aliento, en cada anciano al que escuchamos con tiempo y respeto, cada vez que levantamos una oración o plegaria con la convicción de que Dios nos escucha y nos responde, o al obrar desde la solidaridad y misericordia humano, y en el amor que tenemos entre nosotros, en cada entrega de amor, se va realizando la plena santificación, y se concreta así aunque a veces nos pareciera tan imposible, la promesa de Jesús que dice “yo hago nueva todas las cosas”.

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