EL CUENTO VERDADERO DE PANCHA
Tomar el tiempo para contemplar en el
camino de la vida cambia un poco el ritmo de lo ordinario y da sentido a lo
cotidiano.
Tengo la costumbre últimamente de caminar
todas las mañanas. Paso la calle Nazca,
después sigo por Carranza pasando Cuenca, Joaquín V. González, hasta Bahía
Blanca, y vuelvo por Jonte. Yo me
preguntaba, “¿Por qué hasta Bahía Blanca?”
Aparte de que Bahía Blanca queda a veinte
cuadras de mi casa, (y los médicos dicen que hay que caminar cuarenta cuadras por
día), Bahía es un símbolo importante para mí. Hace mucho escribí un ensayo
hablando de una Bahía como metáfora de un ser pacífico y unido dentro del Gran
Mar del Universo. El color blanco es una
mezcla de todos los colores, y a la vez blanco y amarillo son los colores de la
bandera de Acción Católico, y del papado.
Todas estas contemplaciones encuentran una síntesis en una sola, ¿para qué
escribir bahía con “h”?… y, bueno, es un costumbre mía contemplar tales detalles…
Además, me gusta un chiste inocente… Pero la realidad es que nuestra forma
particular (de cada uno de nosotros) nos hace ir por un camino en la vida… u
otro…
De ahí pienso en la Ciudad de Bahía
Blanca, el camino al Sur, Neuquén, o lo que sería “New King” en inglés. Todo esto corría por mi mente, pensando en la
forma en que el inconsciente nos hace elegir en la vida. De pronto, me encontré con Norma, la mujer
que vive en mi Pasaje Bélgica, un pasaje de solo una cuadra (el pasaje que un
poeta del barrio llamo “el nido”. Norma
hace tortas para fiestas y ceremonias especiales.
Charlando, (que en estos barrios es todo
una ceremonia), Norma me explico que los médicos dicen que es bueno cambiar la
ruta de las caminatas. Nos hace bien
variar. Luego, me encontré con otra
mujer que hace caminatas varias y me sugirió, ¿”porque´ no vas por Agronomía y así estas en
el aire fresco y ves un poco de verde?”
Tome´ rumbo a Agronomía. Me encontré con un gatito prolijo que me maullaba. Le toque y seguí. Tenía la tentación de llevármelo pero se
perdió entre las rejas del Club de Comunicaciones. Seguí hasta el Templo de San José, a lo que
llaman “Desata nudos”, por un cuadro de la Virgen que está ahí.
Me quede ahí rezando. Vi un vitro de San Ángelo que nunca había
visto, y había nuevos cuadros. Tenía la
idea de confesar con el cura anciano que estaba sentado ahí, pero realmente no
sentía la necesidad de confesar, en realidad lo que quería era charlar con
alguien de cosas íntimas.
Me senté adelante del cuadro de la Virgen
Desatanudos y pensé que es necesario tener humildad, de la importancia de la
humildad, y de cuanta paciencia se necesita para desatar a los nudos… Que en
realidad un nudo uniéndonos a Dios es necesario también…
El cura se levantó y se fue a la
puerta. Vacilaba en la entrada. Después de unos momentos, le seguí. Tenía fotocopias. Me dio dos.
Me dijo, “una hoja habla del aborto.
La otra habla de domingo como una fiesta”.
Después de charlar con él un poco,… le conté
que soy norteamericana, que había venido con mi marido argentino a vivir en a
Argentina. Le conté de cómo me había
costado los primeros años, pero que ahora me adopte al país, tenía amigas,
actividades sociales, que el pueblo me había incluida. Bueno, el país está cambiando también, hay
más actividades culturales, la sociedad es muy fraternal… Luego, fui caminando hacia Nazca. Pase´ por la verdulería de mi amiga,
Ana. Ella estaba con su cuñada
Alicia. Estaban ordinando a las
verduras. Les conozco desde hace 10 años
cuando les daba clases de ingles. Luego nos hicimos amigas, y
sigue la amistad. Les pregunte´ por Matías,
y Esteban, (los hijos de Ana, de seis y dos años en ese momento). Me dijeron que estaban con Camila, de siete años,
y la abuela, Pancha. Ellas son peruanas
que habían venido de Perú hace como 10 años.
Es gente muy amigable, e humilde, sencilla y solidaria.
“No, no, pase´ por ahí todavía, pero voy
ahora” respondí.
Pancha (Francesca), padece un problema
con los riñones y hace muchos años hace diálisis. Fui a visitar a la Pancha y a ver si podía
ayudarla un poco con los chicos. Sentía
que Dios realmente me había marcado el camino, y descubrí que el cura me había
dado dos hojas del mismo tema, los dos contaban sobre el domingo como una
Fiesta. Me parecía que una estaba
destinada a la Pancha.
Pancha es una persona que ha estado en mi
oración de hace mucho tiempo. Su
situación es muy delicada y cada vez está más débil. Yo deseaba hacer algo para ella y en ese
momento encontré la formula. Le di la
hoja y charlamos un poco. Ninguna de
nosotros sabemos cuánto tiempo vamos a vivir.
Pienso que la hojita es importante para cada uno de nosotros. En ella, decía que el día para celebrar y
alabar a Dios cambio de sábado a domingo, cuando Jesús se resucito. Decía, “¿Sabía Usted por qué el domingo es
Fiesta? Efectivamente, leemos en el
Evangelio que el primer día de la semana fueron María Magdalena y la otra María
al Sepulcro del Señor y lo encontraron vacío porque Cristo había
resucitado. Es el triunfo de la vida
sobre la muerte. ¡Aleluya!”.
Admiro a Pancha, como sigue haciendo
cosas… tejiendo, cuidando a los bebes, lavando los platos… (Despacio, como
puede), y a su gran voluntad, la lucha diario para vivir. Tiene una voluntad para vivir que no se ve
todos los días (casi nunca). En tiempos
en que muchos se auto-destruyen, ella es un ejemplo de una voluntad y una Fe de
acero. Pienso que su espíritu y unión
con Cristo es lo que le ayuda a seguir.
Nunca vi a nadie con tanta fuerza y ganas de vivir.
Así fue que escribí la siguiente poesía…
28 de Enero, 2008
A TEMPO
El
mejor cambio
Es
el buen ejemplo.
El
mismo cuerpo
Es
el mejor divino templo.
La
Fiesta de cada día
Es
vivir plenamente.
Compartir
y no guardar,
Contemplar
finamente…
Rico
es quien tiene para dar,
Y
en todo momento
Vive
sin violencia, a todos amar…
Proclamar
el mensaje del nuevo mandato.
Vivir,
plenamente, en cada rato,
Confiar
en la vida después de la muerte
Y
hacer de lo ordinario
¡Una
experiencia más profunda de suerte!
Por:
Karla
Matías
ya tiene casi 10 años. Era un niño de
meses cuando le daba clases a la mama. Esteban
tiene 5. Yo estaba ahí el día que llego,
recién nacido a su casa. Pancha esta´
cada día más débil. Aún vive con mucho
empeño y voluntad. Vive sabiendo que hay
vida eterna. Vive con tanto amor por los
alrededor de ella que es impresionante. Ninguno
sabe cuánto va a vivir, pero sabemos que hay vida eterna, y eso es el gran
consuelo. Aunque el sistema de medicina
social aquí en la Argentina tenga muchos defectos y problemas, gracias a Él, la
Pancha ¡aún vive!