jueves, 30 de enero de 2014

CUENTO!




EL CUENTO VERDADERO DE PANCHA
Tomar el tiempo para contemplar en el camino de la vida cambia un poco el ritmo de lo ordinario y da sentido a lo cotidiano. 
Tengo la costumbre últimamente de caminar todas las mañanas.  Paso la calle Nazca, después sigo por Carranza pasando Cuenca, Joaquín V. González, hasta Bahía Blanca, y vuelvo por Jonte.  Yo me preguntaba, “¿Por qué hasta Bahía Blanca?”
Aparte de que Bahía Blanca queda a veinte cuadras de mi casa, (y los médicos dicen que hay que caminar cuarenta cuadras por día), Bahía es un símbolo importante para mí. Hace mucho escribí un ensayo hablando de una Bahía como metáfora de un ser pacífico y unido dentro del Gran Mar del Universo.  El color blanco es una mezcla de todos los colores, y a la vez blanco y amarillo son los colores de la bandera de Acción Católico, y del papado.  Todas estas contemplaciones encuentran una síntesis en una sola, ¿para qué escribir bahía con “h”?… y, bueno, es un costumbre mía contemplar tales detalles… Además, me gusta un chiste inocente… Pero la realidad es que nuestra forma particular (de cada uno de nosotros) nos hace ir por un camino en la vida… u otro…
De ahí pienso en la Ciudad de Bahía Blanca, el camino al Sur, Neuquén, o lo que sería “New King” en inglés.  Todo esto corría por mi mente, pensando en la forma en que el inconsciente nos hace elegir en la vida.  De pronto, me encontré con Norma, la mujer que vive en mi Pasaje Bélgica, un pasaje de solo una cuadra (el pasaje que un poeta del barrio llamo “el nido”.  Norma hace tortas para fiestas y ceremonias especiales.
Charlando, (que en estos barrios es todo una ceremonia), Norma me explico que los médicos dicen que es bueno cambiar la ruta de las caminatas.  Nos hace bien variar.  Luego, me encontré con otra mujer que hace caminatas varias y me sugirió,  ¿”porque´ no vas por Agronomía y así estas en el aire fresco y ves un poco de verde?”
Tome´ rumbo a Agronomía.  Me encontré con un gatito prolijo que me maullaba.  Le toque y seguí.  Tenía la tentación de llevármelo pero se perdió entre las rejas del Club de Comunicaciones.  Seguí hasta el Templo de San José, a lo que llaman “Desata nudos”, por un cuadro de la Virgen que está ahí.
Me quede ahí rezando.  Vi un vitro de San Ángelo que nunca había visto, y había nuevos cuadros.  Tenía la idea de confesar con el cura anciano que estaba sentado ahí, pero realmente no sentía la necesidad de confesar, en realidad lo que quería era charlar con alguien de cosas íntimas.
Me senté adelante del cuadro de la Virgen Desatanudos y pensé que es necesario tener humildad, de la importancia de la humildad, y de cuanta paciencia se necesita para desatar a los nudos… Que en realidad un nudo uniéndonos a Dios es necesario también…
El cura se levantó y se fue a la puerta.  Vacilaba en la entrada.  Después de unos momentos, le seguí.  Tenía fotocopias.  Me dio dos.  Me dijo, “una hoja habla del aborto.  La otra habla de domingo como una fiesta”.
Después de charlar con él un poco,… le conté que soy norteamericana, que había venido con mi marido argentino a vivir en a Argentina.  Le conté de cómo me había costado los primeros años, pero que ahora me adopte al país, tenía amigas, actividades sociales, que el pueblo me había incluida.  Bueno, el país está cambiando también, hay más actividades culturales, la sociedad es muy fraternal…  Luego, fui caminando hacia Nazca.  Pase´ por la verdulería de mi amiga, Ana.  Ella estaba con su cuñada Alicia.  Estaban ordinando a las verduras.  Les conozco desde hace 10 años cuando les daba clases de ingles.  Luego nos hicimos amigas, y sigue la amistad.  Les pregunte´ por Matías, y Esteban, (los hijos de Ana, de seis y dos años en ese momento).  Me dijeron que estaban con Camila, de siete años, y la abuela, Pancha.  Ellas son peruanas que habían venido de Perú hace como 10 años.  Es gente muy amigable, e humilde, sencilla y solidaria.
“No, no, pase´ por ahí todavía, pero voy ahora” respondí.
Pancha (Francesca), padece un problema con los riñones y hace muchos años hace diálisis.  Fui a visitar a la Pancha y a ver si podía ayudarla un poco con los chicos.  Sentía que Dios realmente me había marcado el camino, y descubrí que el cura me había dado dos hojas del mismo tema, los dos contaban sobre el domingo como una Fiesta.  Me parecía que una estaba destinada a la Pancha.
Pancha es una persona que ha estado en mi oración de hace mucho tiempo.  Su situación es muy delicada y cada vez está más débil.  Yo deseaba hacer algo para ella y en ese momento encontré la formula.  Le di la hoja y charlamos un poco.  Ninguna de nosotros sabemos cuánto tiempo vamos a vivir.  Pienso que la hojita es importante para cada uno de nosotros.  En ella, decía que el día para celebrar y alabar a Dios cambio de sábado a domingo, cuando Jesús se resucito.  Decía, “¿Sabía Usted por qué el domingo es Fiesta?  Efectivamente, leemos en el Evangelio que el primer día de la semana fueron María Magdalena y la otra María al Sepulcro del Señor y lo encontraron vacío porque Cristo había resucitado.  Es el triunfo de la vida sobre la muerte.  ¡Aleluya!”.
Admiro a Pancha, como sigue haciendo cosas… tejiendo, cuidando a los bebes, lavando los platos… (Despacio, como puede), y a su gran voluntad, la lucha diario para vivir.  Tiene una voluntad para vivir que no se ve todos los días (casi nunca).  En tiempos en que muchos se auto-destruyen, ella es un ejemplo de una voluntad y una Fe de acero.  Pienso que su espíritu y unión con Cristo es lo que le ayuda a seguir.  Nunca vi a nadie con tanta fuerza y ganas de vivir.
Así fue que escribí la siguiente poesía…
28 de Enero, 2008
A TEMPO
El mejor cambio
Es el buen ejemplo.
El mismo cuerpo
Es el mejor divino templo.
La Fiesta de cada día
Es vivir plenamente.
Compartir y no guardar,
Contemplar finamente…
Rico es quien tiene para dar,
Y en todo momento
Vive sin violencia, a todos amar…
Proclamar el mensaje del nuevo mandato.
Vivir, plenamente, en cada rato,
Confiar en la vida después de la muerte
Y hacer de lo ordinario
¡Una experiencia más profunda de suerte!
                                                                        Por: Karla
 Matías ya tiene casi 10 años.  Era un niño de meses cuando le daba clases a la mama.  Esteban tiene 5.  Yo estaba ahí el día que llego, recién nacido a su casa.  Pancha esta´ cada día más débil.  Aún vive con mucho empeño y voluntad.  Vive sabiendo que hay vida eterna.  Vive con tanto amor por los alrededor de ella que es impresionante.  Ninguno sabe cuánto va a vivir, pero sabemos que hay vida eterna, y eso es el gran consuelo.  Aunque el sistema de medicina social aquí en la Argentina tenga muchos defectos y problemas, gracias a Él, la Pancha ¡aún vive! 

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